Tuesday, February 1, 2011

CADA TARDE...

Pasadas las cinco, como en cuentos de hadas,
ella se paseaba, mirando el jardin,
su amor florecia, como aquellas rosas,
su amor potenciaba, un deseo sin fin...

Vivia atrapada de un sueño imposible,
de un amor prohibido, fragil cual cristal,
sabia que nunca perteneceria
a un amor profundo, constante y real...

Ella lo extrañaba, soñaba despierta,
siempre imaginando... un pricipe azul,
ese que viniera a besar sus labios,
y al fin la sacara de su esclavitud...

Temia a sus cadenas, esas, inventadas,
las que habia creado su imaginacion,
su rutina diaria, su moral tan pura,
y esa vida ambigua, ya sin devocion...

Pasadas las cinco, se sentia libre,
se soltaba al viento, se dejaba estar,
recogia el cabello, se ruborizaba,
tan solo por verlo, callada al pasar... 

Ella no era libre, y asi lo entendia,
debia respeto a quien siempre amo,
aun aseptando que ese amor jurado,
en alguna tarde se desvanecio...

Por eso en el parque mientras esperaba,
olia las rosas, con mucha pasion,
y juntaba fuerzas para no culparse,
de amar en secreto a un hombre sin voz...

Como cada tarde volvia callada,
dejando las rosas en aquel jardin,
tambien al marcharse, dejaba su vida,
y se resignaba a vivir feliz...
 

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